Es mi sentir y ha sido también mi aprendizaje en el camino que la magia, antes que nada debe ser práctica…no tanto misteriosa sino más bien mística. A fin de cuentas lo que importa es tu intención y no importa realmente si la luna está menguando, o si es viernes 13 a la medianoche o se acerca el solsticio de invierno. Importa que te tomes el tiempo para ser tan claro en lo que quieres que decides sentarte a hacerlo manifiesto no solo para ti mismo, sino al Universo entero.
Obviamente las energías fluyen y cada cosa tiene su ciclo, pero cuando hablamos de magia estamos hablando del poder universal que canalizamos a través de nuestras sagradas prácticas. La energía es constante, y cuando algunas vibraciones se elevan otras merman, y es el ciclo perfecto y armónico de nuestra naturaleza.
Dicho esto, siempre he aprendido que la noche es la hora para la magia, su sutileza es más selene que solar. La mayor parte de tu lado del planeta está inactivo, dormido, apagado….los canales de comunicación se afinan entre dimensiones. Igualmente, la observación de la luna será ideal para sintonizarnos: luna creciente (amor, fertilidad, protección), luna menguante (soltar de hábitos, eliminar males y enfermedades). La luna nueva es conocida por sembrar intenciones y la Luna Llena por ayudarnos a soltar aquello que nos pesa para poder seguir adelante con nuestra intención.
